Ulises: el hombre sediento de infinito.

Giovanni Paccosi

Ulises: el hombre sediento de infinito.

06/10/2014 Teología I UCSS 0

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“El mito de la antigüedad que  está más cerca  de la mentalidad de hoy, y que  iba a encontrar su expresión más potente  en suelo cristiano, es el mito de Ulises.  En Dante Alighieri  ha encontrado su fuerza  expresiva como en ningún otro autor,  en ninguna otra versión  de la literatura antigua. Ulises  es el hombre  inteligente que  quiere medir  con su propia genialidad todas las cosas.  Tiene una curiosidad incontenible: él  es  el  dominador del  Mar  Mediterráneo. Imaginemos a  este hombre  con todos los marineros que  van en su barco  de Ítaca a Libia,  de  Libia  a Sicilia,  de  Sicilia  a Cerdeña, de  Cerdeña a las Baleares: ha medido y controlado todo el Mare Nostrum; lo ha recorrido todo  él a lo largo  y a lo ancho. El hombre, Ulises,  es medida de todas  las cosas.  Pero, cuando llega  a las columnas de Hércules, se encuentra con la convicción común  de que  la sabi- duría,  es decir,  la medida segura de todo lo real,  ya  no es posible.  Más allá  de  las  columnas de  Hércules no hay  nada  seguro, sólo el vacío  y la locura. Al igual  que  quien  iba más allá de éstas era  un fantasioso que  no tenía  ya  certeza  alguna, hoy  se piensa que más allá de lo experimentable, entendido esto en sentido positivista, sólo  hay  fantasía  o, en cualquier caso,  imposibilidad de  tener  seguridad. Pero  él,  Ulises,  precisamente a causa  de  la «altura» con que  había  recorrido el «mare nostrum», al llegar  a las columnas de Hércules sintió  que  aquello no era  el fin, que  más bien  era  como  si su verdadera naturaleza se desplegara a partir de aquel momento. Y entonces quebrantó la sabiduría y se marchó. No se equivocó porque fuera más allá:  ir más allá estaba  en su naturaleza humana, pues,  al decidirlo, es cuando se sintió verdaderamente  hombre. Ésta  es  precisamente la  lucha   entre   lo humano —es  decir,  el  sentido  religioso— y  lo  inhumano —es decir,  la  postura   positivista de  toda  la  mentalidad moderna—. Ésta última  diría:  «Hijo mío, lo único  seguro es lo que  tú puedes constatar  y  medir  científicamente, experimentalmente;  más  allá de esto sólo hay  fantasía  inútil,  locura, afirmación quimérica». Pero más allá de este «mare nostrum» que podemos poseer, controlar  y medir,  ¿qué es lo que  hay? El océano del significado. Uno comienza a sentirse  hombre  cuando traspasa estas columnas de  Hércules, cuando supera ese  límite  extremo que  impone la falsa  sabiduría, con  su  seguridad opresiva, y  se  interna   en  el enigma del significado. La realidad, en su impacto  con el corazón humano,  produce  la  misma   dinámica  que   las   columnas  de Hércules produjeron en el corazón  de Ulises  y de sus compañeros, con los rostros tensos  por el deseo  de alcanzar otra cosa distinta.  Para aquellos rostros  ansiosos y aquellos corazones llenos de pasión, las columnas de Hércules no representaban un límite, sino  una  invitación, un signo,  algo  que  invitaba a ir más allá  de sí mismo.  Ulises  y sus compañeros de  navegación en la Odisea no se equivocaron por ir más allá.”

Luigi Giussani, El sentido religioso, pp. 192-194

Aquí puedes leer el texto traducido de la Divina Comedia, Infierno, Canto XXVI.

Dante Alighieri Ulises